domingo, 25 de noviembre de 2018

Lienzo "El Espíritu del Sierra"




(Este artículo está en construcción e incompleto por el momento)



Interpretación y explicación de “El Espíritu del Sierra” de Marta Retamero.


Autora del lienzo- Marta Retamero (Málaga)
Año- 2018
Estilo- Cubismo
Técnica-  Óleo sobre lienzo


Fueron muchos los actos que se realizaron para el 50 aniversario y culminarían con una verbena a la que estaba previsto invitar un grupo de música. Sin saber quienes serían empezamos a preparar el escenario y pensamos disponer, a modo de fondo y para culminar el escenario un lienzo pintado cuyo tema representara "El Espírito del Sierra".

Era una idea abstracta, sobre la que muchos no lográbamos ponernos de acuerdo. Todo el mundo lo nombraba pero nadie sabía muy bien cómo definirlo. 

¿Quién iba a poder expresar lo que muchos de nostros sentíamos para con nuestro instituto en una obra plástica?

¿Podríamos encontrar una persona con cualidades artísticas a la que poder transmitir ideas, sentimientos y que supiera comprender y plasmar la importancia de detalles muy significativos de toda una generación anterior?


Marta Retamero Delgado, jóven artista Malagueña, había vivido la experiencia vicaria de sus padres:  dos antiguos alumnos del Sierra a través de las emociones y las vivencias mil veces contadas, las sensaciones de la historia tanto de sus padres como de sus amigos.

Finalmente, la obra fue tomando cuerpo y todo estuvo listo para el día 25 de mayo. Presentarla en este artículo nos permite recordarla.










 



Máscaras.
No omite la obra de Marta Retamero la alusión al teatro. ¿Teatro en el Sierra? Un espacio de enseñanza, de formación, pero ... ¿de diversión? 

¿A quién puede escapársele las similitudes entre la profesión o el oficio de profesor y el de actor? Cuando muchos de nosotros, siendo muchachos/as tuvimos la oportunidad de acercarnos a las obras que preparaba Ángel Baena con su grupo Zarabanda (ver en este blog el artículo), lo percibíamos como una oportunidad para asistir a contenidos nuevos que nos iban a sorprender a todos. Estábamos acostumbrados a recibir clases, a estar encuadrados por profesores, pero, de pronto, subían a las tablas chavales que rompían todos los esquemas. Si lo estudiamos en letras clásicas como "arte dramático" las obras del Zarabanda no eran precisamente dramáticas. 
Muchas asociaciones pueden hacerse sobre las profesiones de Profesor y de Actor, pero ambos no tienen el mismo oficio o la misma función. No sólo el quiebro lo daban los contenidos sino el formato. Si uno se atreviera a compararlas ambas, resultaría algo atrevido superponerlas.  Para muchos de nosotros, estos compañeros y compañeras nos enseñaron que, individualmente o en grupo, podíamos, en cierto modo, enseñar, mostrar, alcanzar un público, en un modo y en el marco diferente de lo que era una clase o un pasillo. Sustituían el rol que habitualmente quedaba reservado a los profesores. Nos hicieron ver que podíamos ser protagonistas y que nuestro papel en la vida importaba y dependería de cada uno de nosotros el definirlo. ¿Era lo que se esperaba de nosotros? ¿Eran estas obras una llamada a pasar a la acción? 
Enlazaron de forma directa en colocarnos como protagonistas. Los actores éramos nosotros cuando lo que el sistema esperaba de nosotros era la pasividad, el que no alteráramos el orden establecido de las cosas y sobre todo la carencia de espíritu crítico. Los profesores interpretaban un papel, pero los alumnos/actores también lo hacían. El teatro en el Sierra logró encontrar un camino de igualdad, mostrar una cima alcanzable para algunos de nosotros que canalizaban las ansias de protagonismos que a nuestros padres y a nuestros abuelos les fue amputada.  Encontró un plano de simetría excepcional que iba de par con la incipiente libertad con la que los profesores empezaban a usar en sus clases. 
Estos grupos de chavales repetían para ajustarse al rol que les correspondían y no salirse del papel. Era un trabajo de equipo en el que afloraban cualidades individuales y se definían personalidades. Tomaron una relevancia entre el resto porque eran "aquellos que se atrevían", pero sobre todo "aquellos que se responsabilizaban"; "que formaban grupo con los demás"; aquellos que tenían el privilegio, gracias a su esfuerzo de preparación expresar verbal y corporalmente todo tipo de emociones y de afectos, capacidad de improvisación y de ideas. Habían llegado más lejos que los demás en lograr comunicar públicamente.


Mujer portando una lámpara 


Mujer sujetando la lámpara. En el cuadro de Picasso: Guernica.  Este personaje representa la República, horrorizada por el desastre e iluminando el cuadro. Se lleva la mano al pecho como muestra de su horror y su estado de shock, un símbolo patriótico.
Guiño al cuadro de Picasso, en el "Espíritu del Sierra" la mujer que pone luz encarna la esperanza para la continuación de la lucha, una lucha por la superación personal pero también un guiño a la rebeldía del pintor que usa el arte como forma de expresión por las libertades, por la paz, y por la formación permite la superación  las libertades sociales. Nos retrotrae a la figura de la Estatua de la Libertad de Manhattan, en la que una mujer porta una antorcha como símbolo de la Libertad, y a todo el simbolismo de mujeres que portan lámparas de aceite (Parábola de la insensatez contra la prudencia) y que encarnan el porvenir, la sabiduría. Es igualmente el paralelismo de la imagen del regalo entre los seres humanos, la del pueblo francés a la democracia americana, cual en nuestro instituto Sierra Bermeja el profesorado regalaba diariamente su sabiduría e iluminaba nuestras mentes juveniles con sus enseñanzas.

La revista Tediria, el club de poesía















Aviones de papel.

Con los aviones quería hablar de proyección, por eso surgen de las hojas del tediria, pues a mi parecer firmar una publicación a tan temprana edad y saber que eres leído te da la confianza suficiente para empezar a enfrentarte al mundo adulto (en este ámbito).

Hay profesiones para las que se necesita esta base de confianza en ti mismo para enfrentar críticas y sobre todo, para salir de la zona de confort que se crea entre un bolígrafo, el papel y una /un adolescente en su habitación, para sacarlo a la luz y exponerte fuera del contexto académico.

Al hacer estos aviones pensaba en Ángel Montilla y en los libros de su autoría que eventualmente mi padre dejaba por mi habitación, pensaba en cómo tuve que armarme de valor para presentarme a mi primer concurso literario y como me sentí al leerlo en público. Y pensé que me hubiera resultado más fácil si en mi instituto hubiese habido una revista como la que hubo en el Sierra Bermejo, en la que los alumnos tenían voz y que éste, quizás, fue un impulso lo suficientemente fuerte como para que Ángel, y otros, (hablo de Ángel porque lo conozco) se hayan consolidado en el panorama cultural malagueño.
Marta Retamero - 27 - Nov. 2018





















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