jueves, 21 de junio de 2018

El primer día en Sierra Bermeja

Soy de las antiguas, muy antiguas alumnas, de la promoción del 82.

Desde el año 82, que  terminé en el Instituto, o como cariñosamente  lo llamábamos, el "insti", el "Sierra", nunca me olvidé de él. Pensé , incluso volver un día y visitarlo, pero me contuve.

No obstante, fue   a raíz de la verbena del 50 aniversario, cuando un cúmulo de recuerdos acudieron a mi memoria, los  tenía en el disco duro y hacía treintaiseis años que no abría aquella carpeta.

Desde ese momento recordé nombre de compañeros y compañeras,  el profesorado, las aulas , lugares y acontecimientos  que rodearon mi paso por el instituto, todo aquel recorrido acompañado por un sentimiento nostálgico y a la vez de mucha alegría.

De entre todas las experiencias vividas en el Instituto, nunca olvidaré mi primer día de clase en primero de BUP ( Bachillerato Unificado Polivalente) , allá por octubre de 1978, año  de importantes cambios políticos, como el nacimiento de nuestra Constitución.

 Cuando acudí al instituto por primera vez, lo hice con una mezcla de miedo y curiosidad. Para mi y con catorce años, suponía un cambio muy grande;debo decir que era más bien tímida y que venía de otra ciudad, Antequera , de un internado solo de chicas  de monjas y no conocía a nadie en Málaga  que también  estuviese  matriculado/a en Sierra Bermeja. 

El cambio fue brutal, con lo que  el primer día ,creo que   lo percibí todo más grande de lo que era, los pasillos más largos, las clases enormes, el instituto era mixto y  a partir de ese momento una preocupación comenzó a crecer en mi, No aprobaría ni  haría amigos en el instituto.

 A mis elucubraciones mentales, se unió la primera toma de contacto con un profesor en clase, éste no podía ser otro que Julio Calviño, que impartiría lengua en el curso 1978-79.

 Nada más escucharlo, creo que abrí la boca y no la cerré en varios meses. El mundo de Calviño, un universo diferente, un vocabulario nuevo, culto que desconocía y que no estaba acostumbrada a emplear  (no existías Google para buscar el significado de cada nueva palabra que resonaba en el aula, el diccionario era la única fuente  de conocimiento semántico), la metodología innovadora y una visión   de la realidad socio política  tan sorprendente que no sabía que existiese. Tomaba contacto por primera vez con palabras como derechos e igualdad.

 Esa  primera  hora de clase, se hizo interminable y en ella   me autocondené al  "ostracismo"  al descubrir que no sabía nada, aún sin ser consciente de ello , ni entender el nuevo término de origen helénico empleado por Calviño y que acababa de conocer, una  "palabra rara" como decíamos cuando desconocíamos su significado,  de las muchas  con las que Julio contribuyó a enriquecer nuestro vocabulario.

 Fue en las clases de Julio donde me llamaron de usted por primera vez, donde aprendí el uso de la expresión  " es obvio", donde  Calviño ,con una fluidez verbal  y una erudición  sin igual, nos hablaba del "asno lírico" refiriéndose a Platero, de "Benito Pérez el Garbancero"  para aludir a Benito Pérez Galdós ,  las siete llaves al sepulcro del Cid   y de Shopenhauer.

Ese micro cosmos de Julio, nos mostraba el sentimiento trágico de la vida, entre risas de todos, bromas inteligentes y  anécdotas de la vida personal de Julio .

 Nos contó,con total naturalidad, que no estaba casado, algo hoy intrascendente  y que en 1978 llamaba poderosamente la atención, nos resaltó como a su hija   , que no estaba bautizada y que tenía nombre de la diosa del teatro, se negaba a hacerle agujeros en las orejas para que llevase pendientes, costumbre  desde su punto de vista totalmente tribal. Y también,  nos mandó a alguno/a a la " selva por correo certificado con Tarzán".

En una semana más o menos,  estaba adaptada al  "sierra" mi percepción era ya de  un instituto hospitalario, acogedor, te sentías como en casa, algunas veces mejor, y experimentabas  una sensación de libertad, diversión y aprendizaje que te iba atrapando,  el instituto era   algo tuyo,  parte de tu existencia diaria y que incluso llegué a echar de menos en alguna ocasión en los periodos vacacionales.

 Mis temores y preocupaciones  se esfumaron en un corto periodo de tiempo y Sierra Bermeja ya sería para siempre  "mi instituto", " el Sierra".

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