martes, 12 de septiembre de 2017

20 de Junio de 2008 - La fiesta del 40 aniversario del IES Sierra Bermeja




Fue el 20 de junio de 2008. Han pasado ya casi 10 años y el IES, en este curso 2017/18 está a punto de cumplir sus 50 años.

Decía un humorista (Francis Blanche):  


"con 12 años se corre tras una cometa. Más allá se corre tras la juventud"

Siempre parece uno tener 20 años, un poco como para consolarnos por no tenerlos. Habrá quien pueda plantearse que la celebración del 40 aniversario fue una excusa para superar nuestra invisibilidad para los que fueron nuestros/as antiguos/as compañeras de Instituto, nuestros antiguos profesores/as. Gente que nos importó en un momento intenso de nuestra vida. ¿Qué será la del 50 aniversario este año?

Siempre nos acordaremos de nuestros años de Instituto. En mi caso, unos de los más raros e interesantes de toda mi vida. El filtro del tiempo nos permite valorarlos en perspectiva. Aunque eramos jóvenes ya desplegábamos todas las velas hacia el porvenir. Los años de Instituto representaron los de todas las interrogaciones, los de todas las esperanzas. Muchos hemos pasado nuestra vida buscando respuestas y buscando cumplir sueños. Era el tiempo de nuestra juventud. En nuestro caso, el de una juventud comprometida, ávida de justicia y sin muchas oportunidades más que el de descubrir los desafíos que nos asechaban.    

Cuando celebramos el 40 aniversario, dio la sensación de celebrar una instantánea. Un cumpleaños simbólico, intenso. Un instituto que tenía, más o menos, la edad de los que acudimos a aquella fiesta el 20 de junio de 2008.

40 años y, por un momento, nos dieron la sensación de ser más el retorno a la edad de la pasión que la edad de la razón. Esa continúa siendo la tónica hoy.

El momento de entrar fue mágico. los pasillos abiertos, las aulas y los jardines habían cambiado.

Nuestros recuerdos se avivaron. Mucha gente ¿Algún conocido? Muchos por reconocer.

Me recordaron los guateques en "la capilla", el actual salón de actos.

Habían montado un escenario. Fuimos primero a una conferencia y una lectura de poemas del Tediria. Después empezaron a acudir amigos/as, la música empezó y nos fuimos acercando todos a bailar. Emilio el saxo,  Ricardo en la batería, Montilla en el bajo, ...




El centro: ¡50 años ya! Medio siglo, enseñando y formando. Actores prodigiosos en el despertar intelectual de chavales de un barrio entero, de la ciudad y de la provincia; de los pueblos circundantes en especial, de poblaciones dispersas de los montes de Málaga.  Sus profesores y profesoras: unos, nuestros guías y otros, nuestros compañeros/as, para lo bueno o para lo malo. Cada curso escolar, una vinculación al azar con tal o cual profesor/a, tales o cuales compañeros/as. Recuerdos de incertidumbres de los inicios de curso que contrastaban y siguen contrastando hoy con sentimientos controvertidos de alegría por nuestros trayectos respectivos en los estudios posteriores. Sentimientos de pérdida, de cierre, de final de algo excepcional, de una época. La dedicación de los profesores/as, nuestros referentes para siempre, su cariño, su aplicación en sacar lo mejor de nosotros/as mismos/as, en hacernos progresar y tantas y tantas aventuras.

Nosotros, quizás un poco locos y embriagados aún de juventud disfrazada. pues ahí están los del grupo "Talycual" y sus fans.





Si fuimos, en el pasado, el orgullo de nuestras familias, las promociones actuales no lo son menos. Estas familias celebraron y volverán a celebrar el éxito pasado de sus hijos/as, con un sentimiento de reconocimiento a la institución, a esta Escuela pública y devota de libertad.

La creación de este centro educativo en este barrio de Ciudad Jardín representa un momento histórico de la historia de nuestra Ciudad. Fue el primer centro mixto de la Provincia de Málaga. Nació, y con él se instauró una revolución hacia la igualdad. El barrio obrero, de aluvión, dispuso de un centro de Bachillerato. Los hijos de familias humildes tendrían estudios que los conducirían hacia estudios superiores. Serían el amalgama para la futura o incipiente Universidad de Málaga. Progresarían en la vida gracias a sus aprendizajes. Aportarían sus conocimientos a la sociedad. las familias podrían despegar de la miseria, pero no sin sacrificios.
El porvenir de las enseñanzas medias quedaba marcado por una inversión en enseñanza superior
Los años de instituto representan una etapa esencial de la vida de un alumno.

Nuestro Instituto ofreció esa oportunidad a los hijos e hijas de familias que no hubieran podido pagar un desplazamiento. la vinculación con el barrio estaba servida. A nuestro lado, siempre estuvieron y siempre forjaron increíbles amistades chavales de Casabermeja, de Colmenar y del dispersado del Guadalmedina. Otros muchos, además, del resto de la Provincia. Esas vinculaciones siguen vivas hoy y esperemos que por muchos años.

En aquel entonces los jóvenes, nos mostrábamos impacientes por tomar responsabilidades, impacientes por volar por nuestros propios medios, deseosos de salir de casa, de trabajar.

Volar por uno mismo. Avidez de responsabilidades y de compromisos valientes en ámbitos tan variados como el deporte, el mundo asociativo, el de la educación el derecho, las tecnologías o las ciencias médicas, y un largo etc.

Han pasado ya muchos años desde nuestros años de estudiantes. ¿Hemos llegado ya a los años de razón? ¿Acaso no nos ata al IES Sierra Bermeja un lazo a nuestros años de pasión? ¿A nuestros años de impaciencia o a aquellos de nuestros deseos de ganar en autonomía y de la afirmación de nuestra propias personalidades? Aquellos fueron los años de aspirar a la libertad, de la confrontación a las injusticias. Cuando nuestros combates personales eran también percibidos como combates por los derechos de los demás, le tomamos gusto y nos sobrepasábamos. Los chavales de hoy nunca sabrán el papel que cumplió el paso de peatones actual que servía para cortar la calle. Eso lo aprendimos en el IES Sierra Bermeja. Fue uno de los grandes legados, al menos de lo que me dejó aquella época. Fue una época de iniciación social, cívica que nos proyectó a lo que somos hoy.